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Photo by Carlos H. Lozano
Un sólo elemento, marca la diferencia entre la vida y la muerte: USAR UNA MASCARA QUE LE CUBRA BOCA Y NARIZ, porque el virus te toca a tí. A mí. Aquel. A todos.
Nadie es inmune, por lo menos por ahora. Covid-19 llegó y entró en nuestras vulnerables y frágiles vidas. Así se ha demostrado que somos, vulnerables y frágiles, como lo es el Covid-19 ante el agua jabón.
Esperamos hasta el día 14 y nos hemos sentido vulnerables y frágiles, porque lo somos. Nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro sistema inmunológico combatieron, (o combaten), contra esa bestia micro diminuta que tiene un tamaño universal. Creemos que la vencimos, por lo menos por ahora.
La cuarentena obligatoria o voluntaria nos ha hecho reflexionar, en nuestra intimidad o en nuestra soledad, sobre lo vulnerables y frágiles que somos ante la naturaleza o ante el desequilibrio que hemos hecho de ella. Todos nosotros hemos sido “un virus”para la tierra, en algún momento de nuestras vidas.
Debemos esperar hasta el día 14, desde el contacto con Covid-19, para saber si somos positivos ante este “enemigo invisible”. El virus nos arrinconó, hasta el punto de estar en confinamiento, como única solución para prevenir que se siga expandiendo. Más allá de lavarse las manos, por más de 20 segundos, la norma que ha dado resultado, es el aislamiento obligatorio o voluntario y las más importante, usar la máscara o tapabocas.
La vida cotidiana no será igual después de que pase esta arrolladora pandemia, que cada día se nos lleva a un vecino, a un familiar o un amigo. O alguien en el mundo. No hay geografía que esté exenta de Covid-19. Nuevas costumbres cambiarán nuestras vidas, empezando por el simple acto natural de comunicarnos a través de un saludo.
Seremos más respetuoso y tolerantes con los nuestros, con el entorno y la humanidad. Respetaremos la naturaleza. Nuestras prioridades cambiarán y a lo mejor cada uno, nos reinventaremos, con base a la gratitud de haber salido bien librados. Tendremos una actitud positiva ante la vida y amaremos profundamente a nuestras familias. Porque nos hemos dado cuenta que somos frágiles y vulnerables, como Covid-19 ante el agua jabón.